Sí abrió hueco, sin embargo, Fabio Aru (Astana), reivindicándose tras la polémica por un supuesto boicot interno de sus mecánicos en el día de ayer. Así las cosas, tres veces lo intentó el pinteño y tres veces, la tercera con Froome reaccionando en primera persona, se le echaron encima sus rivales. Ni era una rampa de esas de puros vatios ni tampoco, por su escasa distancia, un puerto donde abrir hueco por desgaste y, sobre todo, el Contador de hoy no es el de 2012. Zakarin, que necesita recuperar tiempo para volver a los puestos de podio, ordenó acelerar a sus compañeros y, de repente, se vio junto a tres de ellos con una ligera ventaja sobre un pelotón en el que todos se miraban sorprendidos por la contundencia del movimiento.įueron ellos mismos, viendo que no habían medido bien su propio ataque, los que se dejaron coger de nuevo por un grupo en el que Esteban Chaves (Orica-Scott) volvió a ser de los primeros hombres importantes en perder contacto con aquellos con los que hasta la semana pasada parecía que iba a pelear el rojo.Ĭon la primera selección hecha, fue Contador, ya en La Hoz, el mismo lugar donde en 2012 escribió aquella página de oro en su propia historia y en la de la Vuelta, el que, un día más, movió el árbol hasta en tres ocasiones, pero el puerto, igual que el anterior, era demasiado tendido y, a la vez, demasiado corto. Por ello, cuando Julian Alaphilippe, Matteo Trentin (Quick Step), Alessandro De Marchi (BMC), Magnus Cort Nielsen (Orica-Scott), Nelson Oliveira, Marc Soler (Movistar Team), Patrick Konrad (Bora-Hansgrohe), Clément Chevrier, Alexis Gougeard (Ag2r La Mondiale), Toms Skujins (Cannondale-Drapac), Antwan Tolhoek (LottoNL-Jumbo), Matej Mohoric (UAE Team Emirates), Alexey Lutsenko (Astana), Sander Armée (Lotto-Soudal), Giovanni Visconti (Bahrain-Merida), Jérémy Maison, Anthony Roux (FDJ), Stéphane Rossetto (Cofidis), Sergio Pardilla (Caja Rural-RGA) y Aldemar Reyes (Manzana-Postobón) abrieron hueco tras 50 kilómetros de infarto, pocos vieron ese movimiento con malos ojos.Įl pelotón dejó hacer y enseguida quedó claro que la etapa iba a ser para uno de esos 20 hombres que llegaron a rozar el cuarto de hora de renta respecto a un pelotón en el que, con la Collada Carmona (3ª categoría), Collada de Ozalba (3ª categoría), Collada de La Hoz (2ª categoría) y, por supuesto, la ascensión final al Alto de Santo Toribio de Liébana (3ª categoría), todos sabían y esperaban que los hombres fuertes de la general iban a moverse.įue en Ozalba, un puerto cuyas rampas no eran las ideales para realmente lanzar uno de esos ataques secos, cortantes y definitivos que dejan sentados y clavados a los rivales, donde Katusha-Alpecin decidió despertar al pelotón de la siesta. De aquel recuerdo, ya lejano, de una de las mayores locuras de Alberto Contador (Trek-Segafredo), allá en 2012. Parecía que nadie sabía hablar de otra cosa. Y más de uno confiaba en la intervención divina del santo de Liébana, en su año jubilar, para que ninguno de esos dos horribles seres mitológicos se cebase con él ahora, justo ahora, que el trabajo está a punto de terminar.Įl pelotón dejó atrás el mar Cantábrico a toda velocidad. Y hoy, la Vuelta a España, se adentraba en sus dominios. El Ojáncanu y la Ojáncana, quintaesencia de la maldad y la fealdad, representan todo lo malo que habita en la Tierra. Raras veces se dejan ver, pero en ocasiones visitan las perdidas y aisladas aldeas para sembrar el miedo y el terror entre sus habitantes. Merodean en el frondoso y profundo verde de las montañas de esta tierra de duendes y ríos de agua cristalina. Hay dos seres acechando en los bosques cántabros y a los que niños y mayores aprenden a temer desde bien pequeños. Nicolás Van Looy / Ciclo 21 – Santo Toribio de Liébana (Cantabria) Armée fue el mejor en el Alto de Santo Toribio de Liébana / © Photogomez Sport
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